Me he quejado muchas veces. De que no me escuchan. Como si hablar, modular las palabras y encontrar los nombres no fueran más importantes; o cantar y separarse del ruido. De que no me ven. En vez de abrir los ojos a la aurora y mirar lo que se esconde y lo que brilla, las luces y la sombra.
Como dice Emily Dickinson, no soy nadie o soy muy poco y por poco tiempo. Pero no es una razón para lamentarme o apartarme de ninguna senda.
Hay un personaje de Juego de Tronos que niega a los dioses y cree que la muerte es el único rival. Hoy no, le dice y la cita para otro día, confiando en que entonces tampoco se presente.
El tiempo juega a tu favor o en tu contra. Depende de cómo lo llenes y del valor que muestres en el combate. No soy nadie, no me han asignado ninguna misión, no conozco el camino. Pero tengo que levantar la voz y evitar la derrota.